Limpieza en centros escolares, cómo prevenir la aparición de infecciones
Artículo revisado por el Comité
Fomentar un protocolo de higiene a seguir, practicado junto a los procedimientos de mantenimiento habituales, es fundamental para evitar que la suciedad se propague por la escuela a modo de contagio.
Sin embargo, además de calcular los recursos necesarios para ejecutar este tipo de procedimientos, cuando se trata de la limpieza de centros escolares el carácter impoluto e impecable del resultado es más que imprescindible. Las bacterias y las infecciones proliferan con mayor facilidad en este tipo de ambientes, debido sobre todo a la naturaleza activa y dinámica de sus usuarios. Fomentar un protocolo de higiene a seguir por los individuos del centro, practicado junto a los procedimientos de mantenimiento habituales, es fundamental para evitar que la contaminación o la suciedad se propague por la escuela a modo de contagio.
Si se tiene en cuenta que los centros escolares suelen ser frecuentados por niños pequeños y jóvenes que no alcanzan la etapa adolescente ni la mayoría de edad, la prevención en materia de limpieza es fundamental. Por este motivo deben utilizarse productos higiénicos que no contengan una alta naturaleza abrasiva, ya que los restos de estos artículos pueden afectar seriamente al alumno en contacto con alguna de sus partes del organismo. Del mismo modo, para evitar la proliferación de alergias u otros problemas respiratorios, el control de la limpieza del polvo es indispensable. De ahí la necesidad de utilizar mopas que retengan frecuentemente estas nocivas partículas de suciedad. Dicho procedimiento debe ejecutarse a diario, acompañado a posteriori de una desinfección de los suelos y de las superficies habituales como los pupitres, los baños o los patios, que puede ejecutarse mediante el uso de productos esterilizantes.
Uno de los focos de enfermedad más comunes en los centros escolares proviene precisamente de la ingesta de nutrientes, cuando ésta no se acompaña del pertinente protocolo higiénico de actuación. Mediante el uso de campañas y otro tipo de iniciativas, el profesorado debe fomentar en el alumnado un correcto lavado de manos, ya que éste puede prevenir el contagio de enfermedades tan proliferantes como el norovirus. Esta bacteria, que afecta al individuo a nivel gastrointestinal, puede propagarse de forma rápida en lugares cerrados como los centros escolares, cuando se ingieren alimentos o se beben líquidos que han sido previamente contaminados. Equipar los fregaderos de jabón líquido y toallas individuales puede constituir una medida más que pertinente para mejorar la higiene en la escuela y evitar este tipo de contagios.
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