Desinfectar versus limpiar

¿Sabes qué diferencia hay entre limpiar y desinfectar? ¿Qué métodos es mejor?

20 ABR 2018 · Lectura: min.
Desinfectar versus limpiar

Aunque puedan parecer lo mismo, no lo son. Se puede limpiar sin desinfectar y desinfectar sin limpiar. Ahora bien, ¿cuál es la mejor opción?

Qué duda cabe de que la mejor opción es aquella que combine limpieza y desinfección, porque solo de este modo se consigue eliminar la suciedad y los gérmenes. Pero no siempre que limpiamos desinfectamos. Por eso, lo primero que debemos saber es qué es limpiar y qué es desinfectar.

Limpiar implica, como ya hemos adelantado, retirar los restos de suciedad y polvo de una superficie o de un objeto. Se realiza con agua y algún tipo de detergente o limpiador. En cambio, la desinfección actúa sobre aquello que no se ve: los microorganismos. Para ello, suelen usarse productos químicos específicos que acaban con los gérmenes que proliferan en algunas superficies y objetos, como las tapicerías, por ejemplo.

¿Qué es mejor, limpiar o desinfectar?

Ambos tratamientos tienen sus pros y sus contras. Vamos a exponerlos para determinar qué opción elegir en función de la superficie o del objeto sobre el que vayamos a actuar.

Limpieza: ventajas e inconvenientes

La limpieza elimina manchas, polvo, suciedad… Es el método recomendado para acabar con los cercos de los vasos o platos en la mesa, los restos de comida en los utensilios y el menaje de cocina, la suciedad presente en la ropa, etc. La mayoría de los productos empleados no suelen revestir riesgo para los objetos o las superficies donde se aplican, pues no son excesivamente corrosivos ni fuertes. Además, tras su uso, el resultado es muy satisfactorio, pues las superficies aparecen limpias, brillantes.

A pesar de todas estas ventajas, también presenta algunos inconvenientes. Los productos empleados para la limpieza (limpiadores jabonosos, detergentes, jabón…) no acaban con las bacterias. Así que hay superficies o estancias donde habremos limpiado, pero no habremos eliminado los gérmenes. Un ejemplo es el baño. Y lo mismo sucede con las tapicerías. Podremos limpiar las manchas y los restos de suciedad, pero no eliminaremos los microorganismos que el uso diario, los niños, los animales y demás extienden por ellas.

Desinfección: pros y contras

Por su parte, la desinfección sí logra acabar con estos gérmenes. Por eso, cuando hay niños en casa o mascotas, la desinfección debe ser una práctica habitual en el hogar para complementar la limpieza no solo del baño sino también de los sillones y sofás, los colchones, las alfombras, etc.

Para conseguir estos resultados se suelen usar productos químicos específicos. Y es aquí donde radica su mayor inconveniente, pues estos productos son, además de altamente tóxicos, muy corrosivos. Por eso, un uso continuado acaba por deteriorar las superficies de los objetos, que pierden color, textura y forma. Muchas veces, estos líquidos químicos dejan marcas, que se quedan de manera permanentes sobre estos objetos.

Entonces ¿cómo limpiar nuestro hogar para que también esté desinfectado? Lo recomendable es conjugar ambos métodos y usarlos en función del lugar o la superficie. En estancias como el baño, además de limpiar, tenemos que desinfectar. Pero hay espacios como el salón donde la limpieza puede ser el método más frecuente. Eso sí, cada cierto tiempo es bueno desinfectar también esta habitación, prestando especial atención a aquellas zonas susceptibles de tener residuos orgánicos (sudor, orina, pelos). De este modo, podremos disfrutar de un hogar limpio y libre de gérmenes.

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