Cómo eliminar las manchas de óxido de forma eficaz

La formación de óxido puede llegar a ser relativamente frecuente en los elementos metálicos de viviendas y oficinas, sobre todo cuando éstos fueron fabricados hace tiempo incluyendo componentes de hierro u otros metales pesados.

El inconveniente es, además, que cualquier roce con la zona oxidada mancha otras piezas, prendas de ropa, etc. Afortunadamente, son diversas las soluciones que existen para eliminar cualquier resto de óxido que se pueda detectar en diferentes superficies:

Sanitarios (lavabos, inodoros, bañeras, etc.)

Las manchas pueden haberse producido por mantener el agua estancada mucho tiempo cuando ésta presenta un alto contenido en hierro, o por el proceso de oxidación que suelen presentar las tuberías y canalizaciones.

Los mejores sistemas para limpiarlo en estos casos son:

• Vinagre o zumo de limón: Al ser sustancias completamente naturales se garantiza que no se arañará ni dañará el esmalte de lavabos, bañeras o inodoros –ni de ninguna superficie cerámica en general-. En el caso del vinagre, su efectividad es prácticamente absoluta si se calienta hasta casi alcanzar su punto de ebullición y se aplica con un paño suave. Por otra parte, el zumo de limón debe mezclarse con bórax y no es necesario calentarlo para que resulte eficaz.
• Limpiadores químicos específicos: Los productos tradicionales con base de cloro pueden aclarar la mancha, pero nunca llegan a eliminarla. Por ello, hay que adquirir aquellos que recomienden su uso para este tipo de suciedad pero que, a su vez, no sean agresivos con el esmalte del sanitario, ya que pueden dañarlo irreversiblemente.
• Limpieza con maquinaria especial: Los profesionales del sector suelen disponer de diferentes máquinas gracias a las cuales es posible eliminar cualquier rastro de óxido mediante la aplicación, por ejemplo, de vapor de agua a presión, sin estropear el acabado de los sanitarios.

Piezas o mobiliario metálico

Pueden emplearse los mismos sistemas de limpieza que en el caso de los sanitarios o la grifería aunque, en el caso del mobiliario –especialmente el de exteriores-, el método más recomendado es el de lijar la zona con un cepillo de alambre especial, lavarlo y secarlo para eliminar los restos y aplicar un producto antioxidante para protegerlo.

Por otra parte, para los restos de óxido que puedan quedar en el suelo, resulta especialmente efectiva la acetona –o quitaesmalte-. Bastará con retirarlos con un paño y fregar la zona con agua jabonosa o lejía para alcanzar una mayor desinfección.

Ropa y alfombras

El limón y el vinagre siguen siendo los grandes aliados naturales contra el óxido, ya que pueden aplicarse sobre prácticamente todos los tejidos sin decolorarlos ni estropearlos. El secreto en ambos casos está en aplicar directamente sobre la mancha el vinagre o una solución de limón y sal y exponer la prenda al sol durante unas horas. Posteriormente se lavará y se repetirá la operación hasta que haya desaparecido del todo.

Para las alfombras, el procedimiento es muy similar, salvo que, previamente, conviene eliminar todo el óxido que sea posible –por ejemplo, raspándolo con la parte sin filo de la hoja de un cuchillo-. Después, y tras mantener la solución durante algunas horas, habrá que retirarla con un cepillo y enjuagar la zona con un paño húmedo.